Hay frases que llegan con fácil belleza y casi se escriben solas, no dejan de parecernos ajenas o voces impostadas de nosotros mismos, y hay algo en ellas que nos parece falso y su sentido dice cosas diferentes a las que creemos o queremos creer, o también, subrepticiamente nos refutan. Luego, porque nos gustan, se nos pone la cuestión de elegir entre lo que aparentemente es bello y mentiroso y nuestra ruda verdad.
Pero también oralmente nos visitan, nos hablan cuando nos expresamos sobre personas, libros, cosas, situaciones, y cargadas de brillo elogian, detractan, mesuran sin que concuerde su significado con la imagen interna que nosotros tenemos o queremos tener de la persona, libro, cosa o situación a los que las aplicamos, salvo que la frase que nos parece falsa sea como una caja de doble fondo que guarda bajo su apariencia un reconocimiento, una deshonestidad, una imprecisión de juicio más nuestros que los que manifestamos en nuestras frases construidas racionalmente como verdaderas.
Ajedrez-Navegaciones, 1969
Pero también oralmente nos visitan, nos hablan cuando nos expresamos sobre personas, libros, cosas, situaciones, y cargadas de brillo elogian, detractan, mesuran sin que concuerde su significado con la imagen interna que nosotros tenemos o queremos tener de la persona, libro, cosa o situación a los que las aplicamos, salvo que la frase que nos parece falsa sea como una caja de doble fondo que guarda bajo su apariencia un reconocimiento, una deshonestidad, una imprecisión de juicio más nuestros que los que manifestamos en nuestras frases construidas racionalmente como verdaderas.
Ajedrez-Navegaciones, 1969
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