Biblioteca pessoal de Alfonso Reyes na sua casa na Cidade do México, conhecida como "Capilla Alfonsina" |
Basta um trecho de "Notas sobre la inteligencia americana" :
"3. Nuestro drama tiene un escenario, un coro y un personaje. Por escenario no quiero ahora entender un espacio, sino más bien un tiempo, un tiempo en el sentido casi musical de la palabra: un compás, un ritmo. Llegada tarde al banquete de la civilización europea, América vive saltando etapas, apresurando el paso y corriendo de una forma en otra, sin haber dado tiempo a que madure del todo la forma precedente. A veces, el salto es osado y la nueva forma tiene el aire de un alimento retirado del fuego antes de alcanzar su plena cocción. La tradición ha pesado menos, y esto explica la audacia. Pero falta todavía saber si el ritmo europeo—que procuramos alcanzar a grandes zancadas, no pudiendo emparejarlo a su paso medio—, es el único "tempo" histórico posible, y nadie ha demostrado todavía que una cierta aceleración del proceso sea contra natura. Tal es el secreto de nuestra historia, de nuestra política, de nuestra vida, presididas por una consigna de improvisación. El coro: las poblaciones americanas se reclutan, principalmente, entre los antiguos elementos autóctonos, las masas ibéricas de conquistadores, misioneros y colonos, y las ulteriores aportaciones de inmigrantes europeos en general. Hay choques de sangres, problemas de mestizaje, esfuerzos de adaptación y absorción. Según las regiones, domina el tinte indio, el ibérico, el gris del mestizo, el blanco de la inmigración europea general, y aun las vastas manchas del africano traído en otros siglos a nuestro suelo por las antiguas administraciones coloniales. La gama admite todos los tonos. La laboriosa entraña de América va poco a poco mezclando esta sustancia heterogénea, y hoy por hoy, existe ya una humanidad americana característica, existe un espíritu americano. El actor o personaje, para nuestro argumento, viene aquí a ser la inteligencia.
4. La inteligencia americana va operando sobre una serie de disyuntivas."
E por aí segue Reyes com seu amor pela moderação e pelas simetrias que refletem seu desejo profundo de encontrar um espaço de equilíbrio diplomático no meio de um mundo caótico se debatendo entre polarizações cada vez mais violentas [o ensaio é de 1936] e refletem também essa mistura - marcante, por exemplo, em Joaquim Nabuco antes dele e em Octavio Paz depois - de liberalismo político e temperamento conservador. Contra a ignorância e desespero do populacho, o trabalho intelectual como "serviço público e dever civilizador":
"La inteligencia americana es necesariamente menos especializada que la europea. Nuestra estructura social así lo requiere. El escritor tiene aquí mayor vinculación social, desempeña generalmente varios oficios, raro es que logre ser un escritor puro, es casi siempre un escritor "más" otra cosa u otras cosas. Tal situación ofrece ventajas y desventajas. Las desventajas: llamada a la acción, la inteligencia descubre que el orden de la acción es el orden de la transacción, y en esto hay sufrimiento. Estorbada por las continuas urgencias, la producción intelectual es esporádica, la mente anda distraída. Las ventajas resultan de la misma condición del mundo contemporáneo. En la crisis, en el vuelco que a todos nos sacude hoy en día y que necesita del esfuerzo de todos, y singularmente de la inteligencia (a menos que nos resignáramos a dejar que sólo la ignorancia y la desesperación concurran a trazar los nuevos cuadros humanos), la inteligencia americana está más avezada al aire de la calle; entre nosotros no hay, no puede haber torres de marfil. Esta nueva disyuntiva de ventajas v desventajas admite también una síntesis, un equilibrio que se resuelve en una peculiar manera de entender el trabajo intelectual como servicio público y como deber civilizador."
Reyes sonha com a síntese entre as distrações do mundo lá fora e a proximidade peculiar com o mundo a qual o intelectual latino-americano está condenado. Paz acrescenta a isso uma pátina neo-romântica com uma aderência light ao surrealismo de Breton e um estranho gosto pelo oxímoro e pelo paradoxo que sempre acaba desembocando ironicamente também em sínteses como as de Reyes. Nos dois casos os dois ensaístas se valem da palavra para construir elaborados castelos de areia que se desmancham na frente de quem as lê com um certo distanciamento.
Uma diferença fundamental: os castelos de areia de Reyes se desmanchariam em 1968, quando ele já tinha morrido faz tempo. Mas Paz ainda estava vivo e ainda escreveu muito. Tudo o que Octavio Paz escreveu depois de 1968, a começar pelo posfácio de Labirinto da Solidão é uma tentativa grotesca de reerguer esses castelos cada vez mais anacrônicos num outro mundo que já não os comportava. Assim como a retórica nacionalista do PRI virou uma piada sem graça nos anos do neo-liberalismo
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