CUARTA VEZ
… y el cielo era
una enorme mirada suspendida
por el ruido sutil de los planetas.
El avión delirante sacó al vuelo
las cosas estupendas, y las cosas
de la tierra y el mar vieron al cielo.
La luz, rota en el ritmo de la hélice,
humeaba de furor entre mis ojos
y se oía pasar. Cual un cometa
el avión en la órbita del día
zumbaba en los oídos de la tierra.
El fabuloso juego de los aires
echó fuera del tiempo
al avión que era un poco de catástrofe.
Y era un nuevo sentido
hecho de sol azul, un presentido
desorden del recuerdo y del olvido.
Una nube peinó de sombra suave
la bahía, que alzaba en un peñasco
un súbito pretexto del paisaje.
Una alegría enorme, una alegría
como la de las nubes y las olas
me aumentaba en terrible sinfonía.
Profundamente oblicuo, el aeroplano
se retorcía y el paisaje entero
era un acto glorioso de mis manos.
Sin un solo recuerdo ni un deseo,
como un dios, desdoblé los panoramas,
ataviado de luz, leve de vuelo.
¡Y juré entre las nubes alzar una montaña!
… y el cielo era
una enorme mirada suspendida
por el ruido sutil de los planetas.
El avión delirante sacó al vuelo
las cosas estupendas, y las cosas
de la tierra y el mar vieron al cielo.
La luz, rota en el ritmo de la hélice,
humeaba de furor entre mis ojos
y se oía pasar. Cual un cometa
el avión en la órbita del día
zumbaba en los oídos de la tierra.
El fabuloso juego de los aires
echó fuera del tiempo
al avión que era un poco de catástrofe.
Y era un nuevo sentido
hecho de sol azul, un presentido
desorden del recuerdo y del olvido.
Una nube peinó de sombra suave
la bahía, que alzaba en un peñasco
un súbito pretexto del paisaje.
Una alegría enorme, una alegría
como la de las nubes y las olas
me aumentaba en terrible sinfonía.
Profundamente oblicuo, el aeroplano
se retorcía y el paisaje entero
era un acto glorioso de mis manos.
Sin un solo recuerdo ni un deseo,
como un dios, desdoblé los panoramas,
ataviado de luz, leve de vuelo.
¡Y juré entre las nubes alzar una montaña!
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