Brasil, 1922. Para comemorar o centenário da independência, o governo de Epitácio Pessoa patrocina uma grande feira internacional no Rio de Janeiro. Do México vem José Vasconcelos, então ministro da cultura. A primeira parada é em Salvador:
"Quise detenerme en el mercado para ver las negras con sus trajes pintorescos, para examinar los frutos del trópico, tan gratos a los sentidos; pero advertí que el funcionario no deseaba que advirtiese la existencia de los negros; el espetáculo está suprimido del turismo oficial; probablemente hasta se avergonzaba de las naranjas que, tan dulces y ardientes, se ofrecían en pirámides; pero es fruta del trópico, y la civilización es hija del Norte; tal vez hubiera deseado que su tierra jugosa produjese duraznos ácidos, para parecerse al Norte." (La raza cósmica, 50)
"Quise detenerme en el mercado para ver las negras con sus trajes pintorescos, para examinar los frutos del trópico, tan gratos a los sentidos; pero advertí que el funcionario no deseaba que advirtiese la existencia de los negros; el espetáculo está suprimido del turismo oficial; probablemente hasta se avergonzaba de las naranjas que, tan dulces y ardientes, se ofrecían en pirámides; pero es fruta del trópico, y la civilización es hija del Norte; tal vez hubiera deseado que su tierra jugosa produjese duraznos ácidos, para parecerse al Norte." (La raza cósmica, 50)
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