Esse artigo incrível, “Te doy mi palabra: un itinerario en la traducción por Juan Villoro” me foi recomendado por uma boa amiga de FCBK - a qualidade das amizades de FCBK é medida pelas coisas interessantes ou pelo menos divertidas que as pessoas postam por lá. O depoimento de Villoro é o tipo de coisa que vale a pena ler com calma, para concordar e mesmo
discordar em alguns momentos. É prova de que existe, sim, vida inteligente, contando que a gente tenha disposição de procurar ao invés de esperar que elas caiam no nosso colo da TV na sala de estar ou nas páginas de algum jornalão. Eis aqui alguns trechos:
"[Sergio] Pitol me habló de la
importancia de la traducción como aprendizaje literario. Buscar equivalentes
para cada palabra y cada giro, permite entrar en el taller secreto de otro
autor, conocer y valorar sus decisiones, precisar su estética. Pero sobre
todo amplía tu propio lenguaje, obligado a decir cosas imprevistas. La
lengua de llegada se moderniza con los desafíos de la lengua de partida."
"... el traductor atempera
su iniciativa para resaltar la ajena. Al respecto, José Aníbal Campos
escribe: “Soy traductor, soy una sombra empeñada en no dejarse ver, una sombra
que fracasa.” Para el intérprete de otra lengua, mostrarse es traicionar."
"La traducción “neutra”
reclama un esfuerzo que debe pasar inadvertido: “Lo laborioso es que un discurso
parezca de Denver sin decir una sola cosa propia de Denver”, dice Gargantagli.
La espontaneidad es uno de los mayores artificios del traductor. Para
conseguirla, debe estilizar su propia lengua."
"Cuando Malcolm
Lowry entró a una fonda mexicana, dos letreros lo convencieron de que estaba
en un país mágico. El primero decía: “Huevos divorciados.” El autor de Bajo el volcán juzgó estupendo estar en un sitio
donde un platillo merecía esa jurídica sentencia. En este caso, su interpretación
de una rareza idiomática era correcta. El segundo letrero lo fascinó por un
error lingüístico. Lowry creyó que esa fonda también ofrecía “Pollo espectral
de la casa”. La idea de comer un guiso indivisible le pareció aún más fascinante
que la de los “huevos divorciados”. La verdad es que la cocina del lugar no
daba para tanto; se limitaba a ofrecer “pollo especial de la casa”, pero elmisreading del escritor fue digno de la atmósfera
de su principal novela."
Comments