[Ilustração: George Condo documenta foliões performáticos durante pausa para café e cigarro na concentração da Sapucaí.]
" Con grandes dificultades llegó a la esquina elegida. El calor y el estruendo informe, la promiscua continuidad de tantos extraños le provocaba un malestar confuso. Entre aplausos apareció la descubierta de charros y chinas poblanas. Bajo gritos y música desfiló la comparsa inicial: los jotos vestidos de pavos reales. Siguieron mulatos disfrazados de vikingos, guerreros aztecas y penachos de rumbera.
Desfilaron cavernarios, kukluzklanes, la corte de Luis XV con sus blancas pelucas entalcadas y sus falsos lunares, Blancanieves y los Siete Enanos (Adelina sentía que la empujaban y las manoseaban), Barbazul en plena tortura y asesinato de sus mujeres, Maximiliano y Carlota en Chapultepec, pieles rojas, caníbales teñidos de betún y adornados con huesos humanos (la transpiración humedecía su espalda), Romeo y Julieta en el balcón de Verona, Hitler y sus mariscales llenos de monóculos y eswásticas, gigantes y cabezudos, James Dean al frente de sus rebeldes sin causa, Pierrot, Arlequín y Colombina, doce Elvis Presleys que trataban de cantar en inglés y moverse como él. (Adelina cerró los ojos ante el brillo del col y el caos de épocas, personajes, historias.)
Empezaron los carros alegóricos, unos tirados por tractores, otros improvisados sobre camiones de redilas: el de la Cervecería Moctezuma, Miss México, Miss California, notablemente aterrada por lo que veía como un desfile salvaje, las Orquídeas del Cine Nacional, el Campamento Gitano-niñas que lloriqueaban por el calor, el miedo de caerse y la forzada inmovilidad-, el Idilio de los Volcanes según el calendario de Helguera, la Conquista de México, las Mil y una Noches, sedilla de cartón, lentejuelas y trapos.
La sobresaltaron un aliento húmedo de tequila y una caricia envolvente: -Véngase, mamasota, que aquí está su rey-. Adelina, enfurecida, volvió la cabeza. ¿Pero hacia quién, cómo descubrir al culpable entre la multitud burlona o entusiasmada? Los carros alegóricos seguían desfilando: los Piratas en las isla del Tesoro, Sangre Jarocha, Guadalupe la Chinaca, Rza de Bronce, Cielito Lindo, la Adelita, la Valentina y Pancho Villa, los Buzos en el país de las sirenas, los astronautas y los extraterrestres."
Trecho de "La Reina" conto de José Emilio Pacheco
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