Assim viu o poeta Jaime García Terrés Ipanema num carnaval de 1951:
IPANEMA
El mar es una
historia
que llevo entre
los ojos y la sombra
de mis ojos,
desleída
ya por los años
y sen brío.
Ya se me escapan
sus ecos mal
nacidos, sus lugares
de gruesa burla.
Pero todavia
llueve la tarde
en Ipanema,
a través de los
años,
contra
mis pupilas:
llueven copos de
sol. Y se desgajan
en un débil combate las hileras de casas. Mais de vinte anos depois, Gabriel Zaid se surpreende ao visitar o que já tinha se transformado no mítico da "Garota de Ipanema" e encontrar um bairro prosaico, envolto num mar de automóveis. Ele compara seu choque com a descoberta de que o autor de textos “libérrimos y tropicales, donde la naturaleza anda desnuda, es un señor de anteojos y maletín vestido como funcionário.”
IPANEMA
El
mar insiste en su fragor de automóviles.
El
sol se rompe entre los automóviles.
La
brisa corre como un automóvil.
Y
de pronto, del mar, gloriosamente,
chorreando
espuma, risas, desnudeces,
sale
un automóvil.
A Vênus que sai do mar gloriosamente é um automóvel.
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